miércoles, 27 de abril de 2022

LEER JUNTOS - SESIÓN DE ABRIL

Esta tarde hemos empezado la sesión de LEER JUNTAS del mes de abril leyendo la entrada que Patricia Esteban Erlés  escribió el 23 de abril (día del libro) en su muro del Facebook y que compartimos a continuación:

"En mi casa siempre hubo libros, que llegaban misteriosamente a las estanterías y que fui descubriendo cuando los mayores no miraban. MI madre, que apenas sabía leer, los compraba a los estudiantes flacos que los vendían a domicilio, como si fueran un tesoro que a ella le estaba vedado, pero que otros, que yo, disfrutaríamos. Desde que los encontré mi deporte favorito fue devorarlos, tumbada en el sofá. Leía lo que convenía que leyera y lo que quizás ninguna chiquilla de diez años debería haber leído nunca. En los libros había una libertad secreta que nadie más que yo parecía sospechar: allí estaba todo y nadie ponía dos rombos, prohibido el paso, lea algo que le convenga más, señorita, que este vicio suyo puede dejarle secuelas irreversibles.

Y vaya si las dejó.

No conozco mayor generosidad que la de alguien que te cuenta una historia, para mí no hay mejor regalo que ese. Y los libros eran manirrotos espléndidos, despilfarradores de vidas y muertes, de amores y traiciones. Los libros son una borrachera que puedes permitirte sin otro miedo que la resaca que producen, esa búsqueda del siguiente trago, ese hallazgo de la próxima dosis de belleza y verdad.

Me he reído a solas con un libro como si fuera mi amigo más gracioso. He llorado al comprender la tragedia de una criatura de ficción, que era más cierta que la más real de las desgracias. He aprendido palabras raras que soltaba de niña,por primera vez insolente, por primera vez poderosa, en cuanto tenía ocasión y en los lugares menos adecuados. También es verdad que casi todo lo que sé del ser humano salió de allí, de las páginas de aquellos tomos que olían a viejo. La realidad tan solo me servía para corroborar que los personajes nunca me mintieron, que los autores de los novelones que me esperaban por la noche me habían enseñado qué era la bondad y la maldad, la locura, el amor, la muerte.

Los libros son el antídoto contra la soledad, un virus que masacra  la ignorancia, una peste blanca, el mejor regalo del ser humano a otros seres humanos, tan sublime que parece en cambio ocurrencia de los dioses. Ellos nunca han podido leer en el Olimpo, y quizás por ellos nos envidian. Los libros son la eternidad condensada.

He leído libros muy malos, pero no les guardo rencor: me ayudaron también a afilar mi criterio, a elegir y descartar. He leído libros muy buenos, de esos que han hecho que me arrodillara mentalmente ante una página. Les estoy agradecida para siempre por todo lo que me dieron, por convertir en oro puro el tiempo que pasé viviendo dentro de ellos.

Una vez, cuando me enfadé con la literatura, cuando pensé que nunca podría escribir, que era un lujo inalcanzable, algo que solo les pasaba a los demás, me conformé con leer. Nunca abandoné ese placer que siguió alimentándome, que me dio sin pedir nada a cambio un mundo en el que refugiarme del real, en el que ir creciendo como autora, aunque no fuera capaz de darme cuenta.

Yo no podría ser sin libros.

Que vivan hoy y todos los días."


A continuación nos hemos repartido el lote de libros cedido por la Biblioteca Municipal del Palau Montcada de Fraga del título "El encaje roto" de Emilia Pardo Bazán. Esta será nuestra última lectura del curso.
Después nos hemos centrado en el libro que habíamos leído para esta sesión: "Habíamos ganado la guerra" de Esther Tusquets. Nos ha gustado y nos ha proporcionado diferentes temáticas de las que hablar, como el papel de la mujer en la posguerra española, las clases sociales, el poder de la iglesia, la guerra... todo ello con el telón de fondo de una Barcelona que va transformándose poco a poco. 

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