martes, 21 de mayo de 2024

LEER JUNTOS - MAYO

 El viernes 17 de mayo celebramos la última sesión de Leer Juntos de este curso escolar 203-24.

Empezamos leyendo y comentando el texto de Patricia Esteban Erlés, publicado en sus redes, titulado "Desde que todo nos da pavor":

Escribí este libro hace más de diez años. Una década en la que he acudido a muchos clubes de lectura, también a centros educativos en los que hablaba al alumnado de infinidad de cuestiones relacionadas con él. Asuntos como el proceso de composición a los temas nucleares, las referencias literarias y cinematográficas, el germen autobiográfico de muchos de los microcuentos, y, sí, el humor negro, nigérrimo, con el que se afrontaba el miedo casi en cada página. También de la tristeza, la nostalgia, la frustración, la trampa del amor romántico, la visión patriarcal de un juguete, la muñeca, que ha condicionado mucho la infancia femenina.

He disfrutado horrores asistiendo a esos diálogos intergeneracionales con chicos y chicas que me daban sus particulares análisis de algunos finales, que escribían versiones alternativas de mis historias, o las representaban en imaginativos montajes teatrales, en cortometrajes memorables.

Pero en los últimos cursos sucede algo que me preocupa bastante, no por mi libro o por mí, que los dos estamos muy felices juntos y así será siempre, sino por lo que implica, desde el punto de vista ideológico, educativo, cultural, o cómo queramos llamarlo. En varias ocasiones he recibido noticias acerca de las dudas de los departamentos en los que se considera que debe hacerse un cribado de los microcuentos que lee el alumnado, por miedo a la interpretación o las consecuencias derivadas de ella, que puedan hacer los adolescentes de cuarto de ESO o Bachillerato. Incomodan aquellos que abordan el suicidio, que hablan de la muerte en voz alta. Los compañeros docentes muestran preocupación porque en mis nanohistorias, en mis cuentecillos, se tratan cuestiones como el ahogamiento de un niño o el ahorcamiento de un personaje, en concreto la muñeca que vive dentro de una casa en miniatura, o la decapitación de un señor (imaginada, ni siquiera llevada a cabo) por parte de su mujer, viuda solo en su fantasía.

Desde que le tenemos pavor a todo, el mundo es solamente un lugar donde te puedes convertir en Instagramer de lujo, soñar con la vida de fábula de la mujer de un futbolista, un universo tiktokeril en el que no hace falta leer ni pensar ni sufrir un poco, porque total, se puede simplificar el proceso de vivir a los veinte segundos de una "storie" en tonos rosados, con mucho corazón, mucho filtro, muy poco fundamento.

Desde que le tenemos pavor a todo no podemos explicar que la muerte es una parte de la vida y que tal vez reírnos de ella en un relato, en una novela, es la más dulce de las venganzas que podemos permitirnos. Desde que le tenemos pavor a todo en el mundo no cabe saber que la vida a veces es un abrigo que pesa mucho, que sí, que la muerte te puede alcanzar, como al hermano de una amiguita mía, cuando apenas tienes cinco o seis años. Desde que le tenemos pavor a todo la bicha ni nombrarla. Mejor dejamos en manos de esos mismos adolescentes no preparados para asumir nociones dolorosas un pepino de teléfono con el que pueda acceder a contenidos nada edificantes, violentísimos, como usario pasivo o activo, cámara en mano. Que vean la vida en rosa de aquellos que han convertido en una película malísima, mentira podrida, sus rutinas de maquillaje, de entrenamiento, sus fiestas infinitas, sus "outfits". Que crean todo lo que ven ciegamente, que permanezcan alejados, pero mucho, todo lo que puedan, de los libros y su mala influencia, no vaya a ser que...

Tiemblen, o mucho peor, piensen.                                                                                  

Tengo muy claro que no me voy a cancelar a mí misma, como si fuera un vuelo en un avión peligroso o un concierto sin público, en ningún sarao. Declino amablemente la invitación si se me sugiere, así, como si nada, la posibilidad de ofrecer versiones censuradas de estas historias que no nacieron para aleccionan a nadie, que solo juegan a vencer en la ficción los peores temores que nos acechan desde siempre. Digo que no voy y me quedo tan ancha. Pero igual me apena que llegue a los centros educativos, a quienes enseñan literatura porque aman los libros, esa sensación de temor, esa psicosis del ocultamiento.

Desde que le tenemos pavor a todo somos inmortales, jóvenes y bellos para siempre. La muerte y cosas así de chungas solo les pasaban, en otros tiempos, a gente muy antigua.

A continuación pasamos a presentar, cada una, el álbum ilustrado que había escogido en la sesión anterior de entre la exposición de Novedades de la Biblioteca escolar.

Los libros maravillosamente presentados fueron los siguientes:







Y de esta manera tan agradable terminó un año más, y ya van quince, Leer Juntos de este curso. Hemos compartido lecturas, opiniones, comentarios, risas, complicidades... y junto a los libros escogidos hemos continuado nuestro itinerario lector.
¡Hasta el próximo curso!










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