El pasado viernes, día 10, mantuvimos la sesión de abril de Leer Juntos.
Empezamos leyendo un texto extraído de los comentarios suscitados en lugares como Revistababar.com y Biblioabrazo sobre el libro que Ana Garralón acaba de publicar y que lleva por título: "LEER Y SABER. LOS LIBROS INFORMATIVOS PARA NIÑOS".
El texto, que sirvió de introducción a los libros informativos o de conocimientos que íbamos a comentar, es el siguiente:
Leer y saber.
Los libros informativos para niños
Ana Garralón
¿Por qué son necesarios
este tipo de libros hoy en día? Cualquiera puede acceder a todo tipo de
información en internet, y podría pensarse que por ello la no ficción está
condenada a desaparecer en favor de la lectura digital y las consultas de
páginas web y enciclopedias online. Pero justamente por este exceso de
información, los libros informativos son hoy día más valiosos que nunca, porque
ayudan a ordenar un caudal de información inabarcable, y demasiado exhaustivo.
Un niño puede acceder en Wikipedia a la vida y milagros de un inventor, o un
artista, pero la presentación y organización de la información no es la ideal
para él. Necesita que alguien ordene y filtre datos, que establezca una
jerarquía.
Varias son las razones para defender la lectura
formativa, que no está reñida con la lectura estética: proveen acceso a la
cultura escrita, amplían vocabulario, ofrecen información estructurada, ayudan
a comprender el mundo, fomentan el pensamiento crítico y promueven la reflexión
sobre temas cotidianos, permiten el autoaprendizaje y potencian curiosidad. Es
cierto que los textos informativos son muy diferentes de los literarios.
Argumentan, exponen, comparan y establecen analogías, describen hechos y gustan
de la precisión. Sin duda cumplen la función de transmitir
conocimientos y suelen estar vinculados a los aprendizajes escolares.
Los libros informativos,
además, posibilitan una lectura fragmentada y un acceso a multitud de tipologías
textuales (paratextos, gráficos, mapas, fotos, tablas…). Tienen diferentes elementos
a tener en cuenta: tapa, contratapa, guardas, glosario, índice, fotografías, vocabulario,
diseño, composición…
Los lectores quieren
saber, pero no necesitan ser expertos. Lo que piden es amenidad, explicaciones
claras, motivación y empuje para ir más allá.
Para
el niño, que vive preguntándose continuamente por el mundo que le rodea y para
quien el asombro y la curiosidad son naturales, los libros informativos son un
recurso más en su desarrollo como personas críticas.
Una vez leído y comentado y teniendo en cuenta las premisas que Ana Garralón destaca sobre los libros informativos, estuvimos en situación para acercarnos a ellos con más atención.
Comprobamos la evolución que han tenido a lo largo de los años, los diferentes niveles de lectura que contienen, las temáticas (todas) que pueden abarcar, el esmero de algunas editoriales y cómo el concepto de libro informativo puede comprender muchos de los libros que tradicionalmente catalogaríamos como libros de imaginación.
No nos dio tiempo de ver todo lo seleccionado pero os dejamos algunas muestras de los que más llamaron nuestra atención:
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